LA BATALLA DE TERUEL Y EL PRINCIPIO DEL FIN DE LA GUERRA

Nota de un testigo del 17 de diciembre al 24 de febrero en que se ha ganado la mayor batalla de nuestra guerra

La batalla de Teruel en la prensa.

Han sido conquistados Sierra Palomera y numerosos pueblos y posiciones

La batalla del Alfambra.

La provincia de Teruel y el valle del Jiloca habían permanecido relativamente alejados de los principales frentes de batalla y de los episodios más sanguientos de la Guerra Civil, hasta que el 8 de enero de 1938 las tropas republicanas ocuparon la ciudad de Teruel. Se trataba de la primera capital de provincia conquistada por la República, hecho que tuvo una gran repercusión internacional e influencia moral. La respuesta de los sublevados no se hizo esperar e inmediatamente se suspendieron las operaciones previstas hacia Madrid concentrando todo el esfuerzo bélico en la recuperación de Teruel. Fue una de las batallas más duras, tanto por la violencia de los combates como por la climatología adversa de uno de los inviernos más fríos del siglo, y también una de las más importantes, marcando una inflexión en la evolución de la guerra.

LOS PRIMEROS COMBATES Y EL CONTRATAQUE DE SINGRA

El control de las vías de comunicación por parte de los sublevados fue fundamental, pues permitía la llegada de tropas a la retaguardia franquista desde Zaragoza o Soria. En la localidad de Santa Eulalia del Campo se estableció el cuartel general de los franquistas. El propio Franco utilizó un cuartel general móvil sobre el Terminus, un tren que subía y bajaba por el valle del Jiloca, llevándole lo más cerca posible del frente para recibir el parte diario del general Dávila.

El 17 de enero se consiguieron romper las líneas republicanas, pero el frío impidió proseguir con el avance, ya que los vehículos no podían circular por carreteras nevadas y heladas. Entre el 25 y 29 de enero, las tropas de la 27 División republicana contraatacaron en el sector de Singra, intentando aislar a las tropas que atacaban Teruel, pero la deserción de un oficial médico republicano acabó con el efecto sorpresa y, si bien se ocuparon temporalmente las posiciones de Singra y Cabezo Bajo, el contraataque franquista apoyado por un intenso bombardeo aéreo provocó el fracaso de la operación.

LA BATALLA DEL ALFAMBRA

Para evitar nuevos contrataques como el de Singra, el día 2 de febrero se ordenó ocupar el campo de Visiedo y cortar las comunicaciones en Perales y Alfambra. Esta operación, que se conoce como Batalla del Alfambra, consistía en una maniobra de doble envolvimiento que buscaba rodear la retaguardia del frente republicano. Tras un fuerte bombardeo aéreo y artillero se inicia el ataque de la tropas de Yagüe y Aranda, apoyadas en su centro por la División de Caballería y la 5 División de Navarra. Precisamente, la División de Caballería del general Monasterio realizó en esta ofensiva la que posiblemente sea la última carga de caballería (exitosa) de la historia militar.

El éxito del ataque es inmediato y el frente republicano se rompió. El día 7 el ejército franquista consigue cerrar la bolsa y cuando el XXI Cuerpo de Ejército republicano acude a cerrar el hueco la derrota era inevitable. Las bajas republicanas en esta batalla se calculan en 15.000 muertos, 7.000 heridos y gran cantidad de material bélico perdido. Tras cercar la ciudad de Teruel, las tropas proceden a ocuparla el 22 de febrero.

LA OFENSIVA DE ARAGÓN

La gran acumulación de tropas y material bélico en el valle del Jiloca, unida a las numerosas bajas sufridas por el Ejército Popular de la República, animó a los mandos sublevados a explotar el éxito obtenido con una ofensiva generalizada en todo el frente de Aragón. Se iniciaba el principio de la etapa final de la Guerra Civil y el fin de la República.

Así, el 9 de marzo comienza lo que se conoce como Ofensiva o Batalla de Aragón, que supone el inicio de una campaña que termina con la llegada de las tropas franquistas a las costas mediterráneas en Vinaroz el 15 de abril, la conquista del valle del Ebro y el aislamiento de Cataluña. Una parte muy importante de las tropas partieron del valle del Jiloca. Tras un intenso bombardeo aéreo y artillero, entre el 9 y el 14 de marzo la ofensiva había barrido las defensas republicanas en las Cuencas Mineras y había llegado al río Guadalope tomando Calanda y Alcañiz. El frente se alejaba definitivamente del Jiloca, que recuperó relativamente la calma, aunque la guerra todavía duró en España un año más.

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