LA ORGANIZACIÓN DE LAS TRINCHERAS

Centurias catalanas en Torrecilla y Villanueva del Rebollar

Voluntarios catalanes en las trincheras de Torrecilla y Villanueva.

La vida en el parapeto

Poemas enviados a la prensa por voluntarios de las trincheras.

Concurso de Lucha. La vida en el parapeto

La vida en el parapeto. Poemas enviados por los soldados.

La Guerra Civil española supone, a nivel bélico, un punto de conexión e inflexión entre las distintas formas de combate, una tradicional, basada en la creación de frentes fortificados mediante trincheras lineales enfrentadas que cubren una gran extensión de terreno, y otra marcada por los nuevos postulados de la guerra dinámica desarrollada gracias al empleo de elementos mecanizados y apoyo aéreo.

El bando sublevado, muy influido por la experiencia de la Guerra de Marruecos, pronto optó por la disposición de frentes fortificados formados por puntos independientes ocupados por pequeñas unidades de infantería con apoyo mutuo de fuego (“posiciones escaqueadas”). Estas posiciones estaban formadas por una trinchera común que contiene puestos de mando, refugios, abrigos y depósitos, además de ramales que parten de ésta hacia puestos para tiradores y, si se disponen de ellos, para armas automáticas y morteros o artillería.

SISTEMAS DE FORTIFICACIÓN

  • Trincheras. Son los restos más comunes y sirven tanto de elemento de tránsito como defensivo. Suelen tener una profundidad entre 1,70 – 1,80 metros y una anchura de 50 a 60 cm, reforzadas en su zona alta por parapetos de piedra, sacos terreros, etc. Lo habitual es que tengan un trazado quebrado o sinuoso, para evitar el efecto de proyectiles y metralla.
  • Búnkers, fortines y nidos de ametralladora. Su tamaño es mayor, ya que suelen estar ocupados por varias personas, y sobre todo una construcción de mayor solidez, por lo general de hormigón armado o cemento. Se colocan en primera línea de frente a modo de avanzadilla.
  • Parapetos. Complementan las líneas de trinchera o las sustituyen en zonas donde no es fácil excavar el terreno. Suelen estar realizados en piedra seca, aunque hay ejemplos reforzados con cemento.
  • Puestos de tirador. Suelen ser pozos ocupados por uno o varios combatientes, separados de la línea principal de fortificación y comunicados con ella por ramales de trinchera, con el objeto de buscar el mayor y mejor campo de tiro posible. En ocasiones son el recurso fundamental para cubrir grandes extensiones de terreno.
  • Observatorios y puestos de mando. Situados en puntos estratégicos o dominantes. Dada su importancia para dirigir los movimientos o corregir el tiro de artillería suelen estar fortificados con cemento.

LAS TRINCHERAS EN EL VALLE DEL JILOCA

El frente se extendía desde Badules, hasta Cosa y Bañón, pasando por Cucalón, Rudilla, Allueva, Segura, Villanueva del Rebollar, Fuenferrada y Torre los Negros, ascendiendo por las sierras de Lidón y Palomera y continuando hasta los altos de Celadas. De él se conservan restos de varios puntos fortificados por el bando sublevado, pero también con algún ejemplo perteneciente al ejército republicano.

Por su estado de conservación se pueden destacar, entre las posiciones franquistas: El Balsete (Caminreal), Los Pilones y Carrabañón (Rubielos de la Cérida), Solana Larga y La Fuentecilla (Bueña), Paridera de Allueva y Los Cabezos (Singra), Los Villares (Allueva-Anadón); entre las republicanas: Cabezo Santo y Cabezo Aparicio (Monforte de Moyuela).